miércoles, 14 de julio de 2010

Engañando a la memoria,...


Es sorprendente la capacidad de ciertas personas para evadir la realidad a favor de su propio bienestar.

El otro día me sorprendió en cómo alguien puede adornar tanto un recuerdo hasta convertir ese adorno en su propia realidad,... y lo peor, actuar en base a esta falsedad.

Este hecho, realmente me impacto y me hizo reflexionar: ¿Podemos fiarnos de nuestros recuerdos? ¿Todo lo que recordamos haber vivido es real? ¿El crear falsos recuerdos es un mecanismo de autoayuda? ¿Una solución fácil al olvido de ciertas vivencias?

En este caso en concreto de invención sobre un acontecimiento, podría afirmar que la trasformación del recuerdo se debe a una limpieza de conciencia. Una modificación del suceso dónde el culpable se vuelve víctima y la víctima en verdugo. Un invento a favor de una conciencia tranquila,… un mecanismo para poder dormir a pierna suelta,… Aun así, estoy segura que en el fondo cada uno de nosotros sabemos qué hemos modificado, alterado o inventado, con que finalidad y porqué,…

Ante esto, deberíamos reflexionar sobre este tipo de engaños a uno mismo teniendo en cuenta que son las experiencias vividas y por tanto, lo que recordamos de ellas, las que nos definen y forman nuestra identidad,…


"La memoria es, a menudo, la cualidad de la tontería; pertenece generalmente a los espíritus pesados. Y, sin embargo, ¿qué seríamos sin la memoria? El genio no podría juntar sus ideas; el corazón perdería su ternura; nuestra existencia se reduciría a los momentos sucesivos del presente. Nuestra vida es tan vana que sólo parece ser un reflejo de nuestra memoria"

Chateaubriand