sábado, 5 de diciembre de 2009

Caminando,...

Y un día, de repente, te das cuenta que,… su sonrisa, aquella que resplandecía tus días, ahora apenas alumbra; sus ojos, esas dos estrellas con las que sonreías a luna se han reducido a su función orgánica; su corazón que era tu música al despertar ya no suena, se ha convertido en un silencio hermético.

Sigues tu camino: sabes que te quedan muchas sonrisas que ofrecer, abrazos que compartir y amor con el que soñar. Te detienes un momento, miras atrás y sonríes.



"Siempre acabamos llegando a donde nos esperan." Libro de los itinerarios'.
El viaje del elefante' de José Saramago

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